quarta-feira, 31 de outubro de 2018

De la actriz porno: colombiana deja convento, pero no pierde fe

Freiras durante missa (imagem referencial)

Católica devota desde la infancia, después de pasar ocho años en convento, decidió dedicarse a películas para adultos. En una entrevista a Radio Caracol la mujer relató cómo decidió cambiar radicalmente su vida y cómo combina nuevo trabajo con la fe.

Yudy Pineda, de 28 años de edad, es oriunda de una aldea indígena de Ituango, Colombia. Cuando Yudy tenía dos años, su familia tuvo que mudarse a la región de Urabá a causa de la violencia.

En Urabá, Yudy Pineda comenzó a estudiar en un colegio que recibía visitas de monjas. La dedicación llamó su atención ya los diez años se unió al convento.

Fue ocho años muy agradables para la joven, hasta que ella se enamoró de un profesor que daba clases de catecismo preparando a los niños para la primera comunión. La pasión habló más alto y ella decidió abandonar el convento, pues sentía "que no era correcto lo que estaba haciendo".

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Pasado algún tiempo, cuando vivía en Medellín, una amiga la aconsejó a convertirse en modelo de webcam, diciendo que da para ganar mucho dinero. Fue así que empezó su carrera.

Inicialmente, la colombiana no ganaba muy bien y hasta entró en depresión. Poco después, ella conoció a Juan Bustos de la industria de "webcam" e incluso entró en la "universidad" dedicada a este negocio.

Como resultado, su trabajo se ha vuelto rentable. Ahora ella trabaja 40 horas por quince días, haciendo transmisiones en línea: desnuda, usando vibradores, bailando y modelando. Con el trabajo, Pineda, madre soltera, logra mantener a sus dos hijos, comunicó a Radio Caracol.

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A pesar del trabajo, la mujer asegura que no renuncia a ser fiel a Dios y no pierde una misa. "Primero, me sentía mal, pero en realidad ya no", comentó la actriz, explicando que siente "mucha paz y tranquilidad" en la iglesia.

La colombiana contó que un sacerdote intentó convencerla para cambiar de vida, pero ella se negó, ya que considera el trabajo "digno y artístico" y no ve nada mal en él. Ahora el sacerdote está a su lado y no la juzga, asegurando que sólo Dios debe juzgar.

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