La histórica Plaza de Mayo frente a la casa del gobierno argentino, se convirtió el lunes en el escenario de otra protesta contra la "tarifaso" de la electricidad, gas y agua cuando decenas de manifestantes se han asentado en tiendas de campaña.
"Vamos a recaudar más de 400 puestos contra 'tarifaso', el ajuste de la inflación, la destrucción de puestos de trabajo y la proliferación de la pobreza", dijo Marianela Navarro, uno de los organizadores.
El intento del presidente Mauricio Macri para ajustar las tarifas es el mayor dolor de cabeza del gobierno. Manifestaciones en las calles y resoluciones judiciales obligaron a la reducción de la inversión al menos dos veces desde abril. La situación permanece sin disminuir.
"Venimos de las provincias de Buenos Aires, Neuquén, Chaco y Santa Fe", dijo Navarro, jefe de la autogestión y precaria Asociación de Trabajadores de la Cooperativa Gremial (AGTCAP).
Los organizadores se comprometieron a acampar en la plaza hasta que las autoridades los reciben. "Los ajustes siempre caen sobre las espaldas de los pobres", dijo Navarro.
En este enfrentamiento ya hace cinco meses, Macri sostuvo que los precios de la energía se retrasaron para los subsidios aplicados en 12 años de gobierno peronista de centro-izquierda, de 2015.
organizaciones sociales y de consumo protestaron los aumentos que van desde 200% a 2000%. En primer lugar el gobierno dio marcha atrás y atenuó el aumento de los gases de hasta el 500%. Después de una audiencia pública ordenada por el Tribunal Supremo, se comprometió a limitar a 200%.
Pero el fin de semana comenzaron las facturas de luz para llegar. En Cueroflex, fábrica recuperada por los trabajadores después del otoño de 2001, se levantó de entre 50.000 y 350.000 pesos (3.250 a 23.000 dólares USA).
Justicia impidió el aumento. Ahora la compañía ha recibido otra factura de 813.000 pesos ($ 53.000) y "no tiene precio", denunció el director de cooperación, George Reisch.
Miles de pequeñas empresas se encuentran atrapados por los aumentos, junto con la caída en el consumo debido al debilitamiento del poder adquisitivo de los salarios y una recesión arrastrando tres trimestres consecutivos de caída del producto interno bruto (PIB), dijo el líder y empresario Francisco de Reyes.
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